domingo, 21 de agosto de 2011

CUIDEMONOS DE LA FRASEOLOGIA REVOLUCIONARIA

Por Gregorio Moya E.

Los revolucionarios debemos cuidarnos de caer en los llamados tremendistas, en las convocatorias desmesuradas, en los llamados irresponsables, en fin, en la fraseología revolucionaria, definida por Lenin como “la repetición de consignas revolucionarias, sin tener en cuenta las circunstancias objetivas en un momento dado, en el estado de cosas existentes en ese momento”.

Vemos, oímos y leemos llamados a la rebelión casi insurreccional, sin los fundamentos para ello, sin las condiciones organizativas, sin el desarrollo político y la capacidad operativa para asegurar el éxito. Los llamados sin fundamento constituyen la esencia de la fraseología revolucionaria.

Ese comportamiento, esa propensión a hacer llamados de tomar el cielo por asalto, sin contar con las estructuras, sin desarrollar procesos que maduren las condiciones objetivas y subjetivas devienen en verborrea, terminando ello en descredito de quienes hacen los llamados, pero también desacreditan las ideas y emprendimientos revolucionarios en sentido general.

Todo revolucionario debe ser consciente de que su actuación no es exclusiva al agrupamiento al que pertenece. Todo acto realizado por cualquier revolucionario, afecta y compromete a los revolucionarios en general y al proceso revolucionario. Cada revolucionario es referente de los otros revolucionarios, aunque el movimiento y las ideas que conforman el movimiento histórico, son al final el referente al que todos nos debemos.

La historia registra, y en nuestra historia reciente hay ejemplos emblemáticos, que la mayoría de esos que han hecho de la fraseología revolucionaria una práctica sistemática, terminan transándose con el enemigo. Recordemos la política de revolución inminente, que no era más que fraseología revolucionaria, amorfa, hueca, sin ninguna base; por lo que se explica que sus principales promotores terminaron siendo parte del PRD o del PLD. La fraseología revolucionaria es el metodo del izquierdismo, de los que llama Fidel superrevolucionarios. Recordar a Lenin cuando decía, ráspale la piel a un ultraizquierdista y encontrarás un oportunista.

Otro aspecto de la fraseología revolucionaria, es que la misma responde a despropósitos manipuladores, y a la falta de sinceridad que es opuesta a la militancia revolucionaria. Las poses, las frases altisonantes, todo ello denota un deseo de presentar una realidad, una situación y unas condiciones que no existen. Una determinación y preparación de la que se carece, también.

Esos, que su trabajo político se limita a la fraseología revolucionaria, en la mayoría de los casos están desconectados de los sectores sociales a los que dicen representar. Se jactan de propuestas y llamados al proletariado con el que no tienen contacto, de llamados al pueblo del que están distanciados. Sus vínculos con los sectores sociales son tan superficiales, como vanas son sus ideas.

Cuantas veces hemos olvidado que “la revolución es el resultado del trabajo constante y consciente de cada uno de nosotros” como dijo e hizo Manolo Tavarez Justo. Cuántos de nosotros o somos inconsecuentes con lo que decimos, con lo que nos comprometemos. Cuantas veces no cumplimos con la palabra empeñada, y nuestros hechos no le hacen honor a nuestras palabras. Cuantas veces nos hemos ido por el facilismo de la fraseología revolucionaria, sustituyendo con ello la militancia consecuente, el compromiso verdadero.

Guillermo Moreno: Radicalidad consecuente

El candidato presidencial alternativo a los partidos del sistema, Guillermo Moreno, Presidente de Alianza País, publicó el 25 de mayo de 2011, un trabajo titulado Rebélate, que sin dudas es una muestra de radicalidad consecuente, totalmente alejado de la fraseología revolucionaria, del conservadurismo y los llamados a la moderación que son una variante del mismo conservadurismo. Por su trascendencia reproducimos aspectos que consideramos fundamentales para un movimiento político y social que, en un arduo proceso se constituya en nueva mayoría y cambie el rumbo del país:

· Llegó la hora de ponernos en movimiento. De producir una rebelión ciudadana. Pacífica. Sustentada en ideas y propósitos.

· Emprender acciones colectivas. Contagiar a muchos y muchas. Construir auditorios ciudadanos.

· Es el momento de rebelarnos por todas las causas olvidadas o que la “democracia de mercado” ha pretendido aplastar.

· Recuperar la soberanía ciudadana. Vamos a hacer añicos la demagogia y las mentiras de los partidos tradicionales y los negociantes de la política. Definitivamente ellos no nos representan. Los ciudadanos tenemos que recuperar nuestra soberanía. Queremos hablar por nosotros mismos.

· La ciudadanía tiene que entrar en un estado de movilización permanente. Dejemos que voten por ellos sus banqueros corruptos, sus grupos de poder, sus élites.

· Apropiarnos de las calles, las esquinas, los barrios, las paredes, los parques, las plazas, y todas ellas hacerlas nuestras.

· Tiene que divulgarse por los medios digitales, ir de boca a boca. Cada uno/a tiene que incorporar a sus seres más cercanos. Y que éstos involucren a otros/as. Nuestra rebeldía tiene que producir un inmenso contagio ciudadano y tener el cielo como techo.

Estos planteamientos de Guillermo Moreno, acorde con los procesos de ruptura que se verifican en América Latina, con la insurgencia de la lucha contra la tiranía política en ese oriente para nosotros lejano, y de los jóvenes y los trabajadores de Europa, nos retan a movernos, a actuar permanentemente. A construir un movimiento ciudadano amplio, democrático, participativo, contra-hegemónico, solidario, con vocación de poder, una nueva mayoría que desplace del poder a los partidos tradicionales, y que derrote de una vez y para siempre el bipartidismo. A ello estamos convocados.

viernes, 5 de agosto de 2011

Fundamentalismo protestante cristiano: posiblemente el mayor peligro de nuestro tiempo.

Gustavo Vidal Manzanares
Rebelión

La reciente matanza de Noruega, perpetrada por un cristiano ultraderechista, ha colocado el zoom sobre un cáncer social ignorado en Europa y, muy especialmente, en España: el fundamentalismo protestante.
Pero el mayor peligro de muchos fanáticos cristianos, estilo Breivik, no es que parezcan locos de remate (posiblemente lo parecen porque lo están), ni que muchos de sus planteamientos retorcidos se maceren en mala baba y odio.
No, la descomunal peligrosidad del fundamentalismo cristiano protestante radica en su acceso e influencia sobre las palancas del poder mundial… no son pocos los líderes protestantes que aconsejan y predican sobre la conveniencia de bombardear naciones y masacrar inocentes para adelantar la venida de Jesucristo.
Desgraciadamente para la humanidad, muchos de ellos tienen línea directa con el presidente de los EEUU e influyen en el voto de millones de electores…
Así, influyentes líderes protestantes como John Hagee postulan que un ataque nuclear de Estados Unidos contra Irán desencadenaría la batalla de Armagedón. Tanto Hagee como sus aliados insistieron a George W. Bush sobre la conveniencia de aquella conflagración atómica. Afortunadamente, el alcohólico tejano perdió las elecciones parciales de noviembre de 2006 y la agenda del Apocalipsis (con la segunda venida de Cristo incluida) hubo de retrasarse.
Por su parte, Tim la Haye, el líder protestante más influyente en EEUU durante los últimos 25 años, se ha presentado como un activista infatigable contra los derechos de los gays, el aborto o la intervención del Estado en programas de ayuda social, sanidad, pensiones, educación, etc. Pero eso tan solo lo ubicaría en la inmunda charca de los canallas.
El peligro es que tanto él como otros muchos influyentes pastores evangélicos pretenden abolir la Primera Enmienda de la Constitución norteamericana (libertad religiosa y de expresión) sustituyéndola por una normativa que implante la teocracia cristiana. La Biblia, en ese caso, sería la ley suprema.
Conviene señalar que según la creencia de los fundamentalistas protestantes, pronto habría de acaecer la parousía (segunda venida de Jesucristo) pero (¡Houston, Houston… tenemos un problema!) Jesucristo no volverá hasta que el estado de Israel haya ocupado las “Tierras bíblicas” (la mayor parte de Oriente Medio), incluyendo las mezquitas de la Cúpula de la Roca y Al Aqsa.
Debemos añadir que consideran que la tierra ha sido “puesta por El Señor al servicio del hombre y no al contrario”. Este esquema proporciona la racionalización a cuanto codicioso esté dispuesto a devastar bosques, ríos, cielos y mares, con tal de alimentar su particular lucro. Obviamente, esta clase de fundamentalismo se presenta como uno de los mayores enemigos, si no el peor, del medioambiente.
Y como señaló el autor y analista político ya fallecido Arthur Schlesinger quizá un tercio de los estadounidenses sean cristianos evangélicos convertidos, lo cual representaría el 40% del electorado.
Para calcular las fuerzas de estas tropas religiosas debemos destacar que la religión ocupa el centro de sus vidas y reviste una forma de militancia que se materializa en organizaciones ultraconservadoras, como “Enfoque de la familia” (la tradicional, claro), “cristianos por la vida” (de los fetos, por supuesto), “Coalición cristiana”, “Cristianos preocupados por EEUU” “Unión de Valores Tradicionales”, y otros cientos de organizaciones tremendamente activas e influyentes, hasta el punto que hoy resulta imposible que alguien llegue a presidente de aquella nación declarándose ateo o agnóstico.
Aunque las pretensiones de esta columna son muy modestas, no por ello conviene obviar las perlas políticas de los fundamentalistas protestantes: en primer lugar, el poder ha de ser ocupado por Jesucristo. En esa línea, Gary North, director del Instituto para la Economía cristiana señaló: “los cristianos deben empezar a organizarse políticamente dentro de la actual estructura de partidos y deben empezar a infiltrarse en el orden institucional existente”. Este sujeto se postuló como un defensor infatigable de la pena capital, pues la Biblia así lo aconseja en Levítico, capítulo 24 y versículo 16.
A su vez, este influyente personaje defendía la lapidación pública de, entre otros, homosexuales y herejes. También recetaba la misma medicina bíblica para el adulterio, si bien solo aplicable a las mujeres.
Y no caigamos en el error de pensar que estas posturas son marginales… ¡casi un tercio de los norteamericanos piensa que la Biblia es más importante que la Constitución y cualquier gobierno democrático a la hora de elaborar leyes!
Sí, tal vez desde fuera resulte fácil reírse de estos fanáticos. Pero yo no lo haría. Para comprender la agenda de los EEUU, y por ende de gran parte del planeta, hay que parar los pies a estos chiflados malvados.
Y el primer paso consiste en conocerlos y denunciar sus crueles delirios, pues son ellos por su poder e influencia en EEUU quienes impulsan las políticas más antisociales y, lo más grave, quienes más pueden influir, o en su caso provocar, una tercera guerra mundial.

(Tomado de www.rebelion.org/noticia.php?id=133522)