Por Gregorio Moya E.
La forma en que se desarrolló la reciente elección del candidato del PRD es un avance de lo que será su campaña electoral, y un gobierno de este partido del sistema.
En primer lugar, el derroche de recursos económicos que usaron Miguel Vargas e Hipólito Mejía dan cuenta de que la lucha entre la vergüenza y el dinero hace tiempo que se decidió a favor del dinero. Dime cuanto dinero tienes y te diré cuanto votos te aseguro, parece ser la divisa de los activistas de ese partido.
Y es que las luchas en el PRD no la encabezan tendencias de pensamiento, ideologicas o programaticas, que representan proyectos diferenciados. No son luchas de principios. Son luchas por intereses económicos de grupos e individuos, intereses que trasladarían al manejo del gobierno como lo han hecho antes, siendo el gobierno de Hipólito Mejía el último que dio pruebas de esto hasta la saciedad con la corrupción que no se paró en la puerta de ningún despacho.
Otro aspecto es que el PRD ha demostrado que es incapaz de manejar el Estado para resolver los problemas sociales, económicos, ambientales y culturales del país. El Hipólito Mejía que promete 4% para educación de forma demagógica es el mismo que no cumplió con esta ley, y más que eso, tuvo el tupé de reducir el presupuesto de educación para aumentar el de las fuerzas armadas.
Las crisis económicas, propias y naturales del capitalismo, de carácter cíclico, y por tanto predecibles, han tenido un comportamiento desastroso en los gobiernos del PRD. La crisis del petróleo en el gobierno de Antonio Guzmán se trasladó integra a la población, generándose la primera protesta popular masiva con una huelga de chóferes y sectores populares.
1983 y 1984 son los años de los ajustes de la economía, donde el gobierno de Jorge Blanco puso todo el peso de la crisis económica sobre los hombros del pueblo, aumentando en ese periodo de manera alarmante los precios de primera necesidad. En ese gobierno del PRD, de una corrupción también alarmante, se produjo el levantamiento popular o poblada de 1984, en que se asesinaron a cerca de 200 dominicanos acusados de conspiradores y bandolerismo.
La crisis del 2003, que realmente venía de lejos, fue incubada por los probados apoyos del gobierno a la banca corrupta, la cual financió el cambio constitucional para que Mejía se reeligiera. Redescuentos y otras maniobras financieras, contribuyeron a producir un hoyo en la economía que todavía nos queda por lo menos 10 años para cubrir. En medio de la crisis bancaria del 2003, que empobreció a más de 1 millón de dominicanos, desde el Banco Central y otros organismos gubernamentales se especuló con el dinero que profundizó la crisis y la inestabilidad.
El manejo de la economía por el PRD no ofrece nada nuevo ni bueno. Hubieron otros desaciertos de los gobiernos del PRD que sería ocioso enumerar. Pero nos vamos a referir a uno de los más terribles. Nos referimos a poner el país en guerra contra una nación y un Estado a miles de kilómetros del nuestro, del que no sufrimos ninguna ofensa, cuyos gobernantes ni siquiera conocen de nuestra existencia. Nos referimos a la pérfida e irresponsable decisión de meternos en la guerra contra Irak, guerra declarada de manera ilegal y unilateral por los Estados Unidos. A esa aventura peligrosa metió Hipólito Mejía nuestro país.
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