Por Gregorio Moya E.
Los maestros y los medios de comunicación no
serán suficientes
Por Gregorio Moya E.
En el día de ayer escuché decir a un
trabajador de seguridad, “guachimán” como le llamamos los dominicanos, por
teléfono, que el celular que él tenía servía solo para conectarse a internet
para WhatsApp donde había Wifi gratis, y que, además, era una flota del
trabajo, que no sabía cómo iba a ser el año escolar para su hija de 8 años.
Este humilde trabajador muestra la
incertidumbre de los padres y madres, ante un año escolar que inicia este lunes
2 de noviembre, y que no tienen las informaciones necesarias de cómo va a
comenzar y que se necesita, además, la conciencia sobre las limitaciones reales
que tienen, como pobres para entrar en el año lectivo 2020-2021.
Todos conocemos las limitaciones de las
escuelas, de los docentes, de los recursos de conexión y no hay información de
cuáles son los medios masivos que serán utilizados para dar las clases. Pero la
falta de información es lo fundamental. No se realizan asambleas con los padres
y madres a través de las APMAE, las escuelas sirven poca información.
Podemos decir que los maestros y los
medios no serán suficientes, que hace falta mucho para llenar la brecha de
inequidad que en esta pandemia se ha agrandado en el área educativa, y es el
área educativa donde se pueden encontrar herramientas para contribuir a cerrar
el trecho. Es decir, la educación es víctima, pero es uno de los factores que
pueden promover la movilidad social posible para disminuir las inequidades y
reparar los daños en el mismo sector, siendo un factor de promoción y aliciente
para otros sectores de la vida y la economía del país.
La educación es fundamental para las
comunidades, ella ayuda a la cohesión e inclusión social, promueve cambios
positivos y desarrolla factores protectores en las familias, siendo una vía
para apoyar comunidades vulnerables y vulneradas.
En ese sentido, los líderes
comunitarios, religiosos, políticos y de otras áreas estamos convocados a
acompañar las familias y los estudiantes en la dirección de contribuir a que el
año escolar no se frustre, evitar o mitigar el posible aumento de la deserción
escolar y del fracaso académico de miles de niños.
Tomemos iniciativas, discutamos
alternativas, formas y metodologías para acompañar desde las comunidades a los
estudiantes, padres y madres que seguro van a necesitar ayuda, porque este es
un momento en que estos van a tener que ser tutores de la educación de sus
hijos.
Pongamos en movimiento los infinitos
recursos que tienen las comunidades.
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