Por Gregorio Moya E.
jueves, 30 de julio de 2009
Cronica de una muerte prevenible
Por Gregorio Moya E.
martes, 28 de julio de 2009
LA LUCHA Y ALGUNOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES
Por Gregorio Moya E.
Las comunidades, los trabajadores, la juventud, las mujeres, los profesionales y la infinidad de sectores que conforman el movimiento social en República Dominicana están verificando un ascenso en la lucha. Hay un flujo de la lucha reivindicativa, por mejoras salariales, por mejores condiciones de trabajo, ambientales, por mejores servicio, contra la corrupción y la represión.
Estas luchas, aunque todavía expresan niveles rudimentarios de la conciencia política, constituyen el medio para avanzar hacia una conciencia crítica y revolucionaria. Es en ellas en que los revolucionarios podemos empalmarnos con el pueblo, sus demandas, y en una relación de cooperación y acompañamiento contribuir a los procesos de autoconcienciación que deben producirse para pasar a una conciencia transformadora.
Es de principios para todo revolucionario solidarizarse con las luchas, independientemente de quienes las dirigen, las demandas son justas en si mismas.
Por otra parte, los sectores revolucionarios debemos identificar la comunidad que existen entre las demandas populares y las plataformas de transformación social, identificar los vínculos que hay entre las demandas reivindicativas y las luchas revolucionarias. Son esos puntos comunes los que nos permiten encontrarnos con el pueblo, lo cual es vital para las fuerzas revolucionarias. También vital para el triunfo de las luchas.
Otro aspecto es que sin movimiento social no hay movimiento político. Esa relación dialéctica, de interacción debe ser comprendida como una relación de entidades con autonomías propias. Esto implica superar la visión utilitarista de correa de transmisión que se le ha dado al movimiento social, teniendo un carácter pasivo, frente al papel activo del movimiento político, las vanguardias. La relación de colaboración cada día más estrecha entre el movimiento social y las vanguardias podrá producir la fusión no orgánica de un movimiento político social revolucionario.
Esto implica, reconocer la autonomía del movimiento social, su propia dinámica, identidad y fines. Rechazar la manipulación del movimiento social es de principios para los revolucionarios.
Es un principio apoyar las demandas y métodos de lucha decididos de forma democrática y participativa y rechazar los que a nombre del pueblo negocian, pactan, proclaman y llevan a cabo procesos que sustituyen al pueblo. Los que quieren acelerar el proceso, los que consideran que tienen condiciones especiales por encima de los líderes comunitarios y los que hacen vida en las organizaciones. Esos desconfían del pueblo y la capacidad para desarrollar la conciencia revolucionaria. Esos traicionan al pueblo cuando a sus espaldas negocian, o desatan métodos no aprobados de forma democrática. Es una traición al pueblo y sus luchas actuar de esa manera.
Es necesario fortalecer la organización amplia, libre y participativa de la gente. La gente cambia cuando se junta con otras, reflexiona con otras y lucha de forma colectiva. Ese es otro principio. “Nadie libera a nadie y nadie se libera solo” diría Paulo Freire.
jueves, 23 de julio de 2009
Movilización si, provocación no
Hoy 23 de julio de este año 2009, las organizaciones de Capotillo marcharon por las calles del barrio demandando justicia por los asesinatos de un niño y un joven, cometidos por policías, que como es su tradición, salieron a reprimir, matar y mentir.
Demandaron también solución a los grandes problemas que afectan a este empobrecido y trabajador barrio. Fue notoria el apoyo de la población a la marcha. Unas veces uniéndose a las consignas reivindicativas, otras veces acompañando la marcha por algunos tramos y otras veces asintiendo con la cabeza de forma aprobatoria.
En Capotillo hay un flujo de la lucha y del movimiento. En Capotillo hay tradición de lucha de las comunidades, y aunque débiles, existen organizaciones comunitarias.
Todo esto es promisorio si se conduce con orientación estratégica, de construir poder, de abrir procesos de participación y educación, de fortalecimiento de la organización de base.
Hay perspectivas positivas si los revolucionarios entendemos que esta es una lucha prolongada, una lucha ideológica y cultural.
Si reducimos la lucha a una confrontación, es porque no entendemos el carácter de la dominación y el poder. Si no entendemos que en una o dos o tres o veinte confrontaciones el poder nos derrota estaremos perdidos.
Los compañeros que conducían la marcha tuvieron el valor, la gallardía de mantener a ralla a quienes querían abortar este proceso de lucha con el fuego engreído de la confrontación pura y simple.
Recordemos a Manolo Tavares Justo cuando planteó que la revolución no es una palabra, sino el resultado constante y consciente de cada uno de nosotros.
jueves, 16 de julio de 2009
El mal "comio" no es feliz
Un estudio internacional dio el resultado de que somos el segundo país más feliz del mundo, después de Costa Rica. Articulistas, analistas, sociólogos, religiosos y todo quien incide en los medios de comunicación ha hablado sobre el tema. Enjundiosos análisis de expertos han ido desde las bienaventuranzas, pasando por la filosofía griega, abordando la escala de necesidades de Maslow, enfocando el índice de desarrollo humano, los objetivos del milenio, los estudios de la ONU sobre el calentamiento global, sobre el hambre en el mundo, el mapa de pobreza, el estado mundial de la infancia, la cantidad de agua que queda en los continentes, el avance de la desertificación, los índice de suicidios y homicidios, todas las tasas sociales y económicas tomadas en cuenta, y en un asunto como este, los aportes del psicoanálisis y sus diversos desarrollos, abordandose también los aportes de los existencialistas.
Escuché a la pastora Lucy Cosme repetir que el hombre más feliz del mundo no tenía camisa, y pensé que ya el había comido y tenía mucho calor, porque por más que digan los estudios más profundos, cuantitativos y cualitativos, el mal comio no es feliz.