Por Gregorio Moya E.
Hoy 23 de julio de este año 2009, las organizaciones de Capotillo marcharon por las calles del barrio demandando justicia por los asesinatos de un niño y un joven, cometidos por policías, que como es su tradición, salieron a reprimir, matar y mentir.
Demandaron también solución a los grandes problemas que afectan a este empobrecido y trabajador barrio. Fue notoria el apoyo de la población a la marcha. Unas veces uniéndose a las consignas reivindicativas, otras veces acompañando la marcha por algunos tramos y otras veces asintiendo con la cabeza de forma aprobatoria.
En Capotillo hay un flujo de la lucha y del movimiento. En Capotillo hay tradición de lucha de las comunidades, y aunque débiles, existen organizaciones comunitarias.
Todo esto es promisorio si se conduce con orientación estratégica, de construir poder, de abrir procesos de participación y educación, de fortalecimiento de la organización de base.
Hay perspectivas positivas si los revolucionarios entendemos que esta es una lucha prolongada, una lucha ideológica y cultural.
Si reducimos la lucha a una confrontación, es porque no entendemos el carácter de la dominación y el poder. Si no entendemos que en una o dos o tres o veinte confrontaciones el poder nos derrota estaremos perdidos.
Los compañeros que conducían la marcha tuvieron el valor, la gallardía de mantener a ralla a quienes querían abortar este proceso de lucha con el fuego engreído de la confrontación pura y simple.
Recordemos a Manolo Tavares Justo cuando planteó que la revolución no es una palabra, sino el resultado constante y consciente de cada uno de nosotros.
jueves, 23 de julio de 2009
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