Por Gregorio Moya E.
Un estudio internacional dio el resultado de que somos el segundo país más feliz del mundo, después de Costa Rica. Articulistas, analistas, sociólogos, religiosos y todo quien incide en los medios de comunicación ha hablado sobre el tema. Enjundiosos análisis de expertos han ido desde las bienaventuranzas, pasando por la filosofía griega, abordando la escala de necesidades de Maslow, enfocando el índice de desarrollo humano, los objetivos del milenio, los estudios de la ONU sobre el calentamiento global, sobre el hambre en el mundo, el mapa de pobreza, el estado mundial de la infancia, la cantidad de agua que queda en los continentes, el avance de la desertificación, los índice de suicidios y homicidios, todas las tasas sociales y económicas tomadas en cuenta, y en un asunto como este, los aportes del psicoanálisis y sus diversos desarrollos, abordandose también los aportes de los existencialistas.
Escuché a la pastora Lucy Cosme repetir que el hombre más feliz del mundo no tenía camisa, y pensé que ya el había comido y tenía mucho calor, porque por más que digan los estudios más profundos, cuantitativos y cualitativos, el mal comio no es feliz.
Un estudio internacional dio el resultado de que somos el segundo país más feliz del mundo, después de Costa Rica. Articulistas, analistas, sociólogos, religiosos y todo quien incide en los medios de comunicación ha hablado sobre el tema. Enjundiosos análisis de expertos han ido desde las bienaventuranzas, pasando por la filosofía griega, abordando la escala de necesidades de Maslow, enfocando el índice de desarrollo humano, los objetivos del milenio, los estudios de la ONU sobre el calentamiento global, sobre el hambre en el mundo, el mapa de pobreza, el estado mundial de la infancia, la cantidad de agua que queda en los continentes, el avance de la desertificación, los índice de suicidios y homicidios, todas las tasas sociales y económicas tomadas en cuenta, y en un asunto como este, los aportes del psicoanálisis y sus diversos desarrollos, abordandose también los aportes de los existencialistas.
Escuché a la pastora Lucy Cosme repetir que el hombre más feliz del mundo no tenía camisa, y pensé que ya el había comido y tenía mucho calor, porque por más que digan los estudios más profundos, cuantitativos y cualitativos, el mal comio no es feliz.
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