miércoles, 21 de julio de 2021

Cuba: se necesita una revolución de la revolución

Por Gregorio Moya E. Cuba fue una revolución en la revolución. Fue para el imperialismo y la burguesía una crítica de las armas, arma de la crítica para toda la burocracia socialista y revolucionaria cubana internacional. Así lo fue la revolución rusa, una revolución socialista en un país atrasado, lo fue la revolución china, un sueño proletario en una masa campesina. Y ha sido ejemplo la revolución cubana en la más firme solidaridad internacional, que ha llevado el internacionalismo revolucionario a un irrestricto cumplimiento de un principio socialista fundamental. Y si hay un ejemplo en el que Cuba revolucionaria es ejemplo es el antiimperialismo consecuente, que le ha valido 60 años de agresiones de todo tipo al partido, sus dirigentes, el proceso revolucionario, la nación y el pueblo cubano. Pero hoy Cuba necesita una revolución dentro de la revolución. No una revolución termidoriana, que lleve todo hacia atrás. No volver a la democracia burguesa con sus festivales políticos electorales que difuminan el poder de la gente, del pueblo y las clases trabajadoras. Se necesita una revolución política, que profundice la democracia socialista, popular, obrera, asamblearia, directa, que se oriente hacia una democracia sin límites a decir de Trotski, comprendiendo lógicamente la guerra a que está sometida, a los ataques perversos del imperialismo yanqui, europeo y los gobiernos lacayos de la región. Cuba necesita una revolución de la revolución, que elimine los privilegios burocráticos, los poderes especiales, que son los que perfilan en los procesos revolucionarios los aliados del Termidor, de la contrarrevolución, que terminan en ser beneficiarios de los cambios que ellos dicen que combaten. Esos privilegios burocráticos germinan como parasitismo, y terminan en mafias en el poder y burguesías de nuevo cuño, que se alían con el imperialismo, como ocurrió en Rusia, la madrecita de la revolución socialista, y no es casualidad que los que sucedieron la burocracia soviética sean personajes de esa misma burocracia, personajes tales como Yeltsin y el propio Putin. Cuba necesita una revolución en su modelo productivo, que la saque de la dependencia alimentaria en que está postrada, que sin dudas es una de las grandes carencias y fracasos de la revolución, que no se explica sólo por el bloqueo. Un modelo productivo que se oriente a las necesidades de la población, que se apoye en ella, que estimule las mil formas que debe encontrar la población para producir alimentos, vestidos, techo, y que reafirme la dignidad de ese pueblo. Una revolución en la producción que abreve de los avances actuales, que busque en la sabiduría popular las salidas que un pueblo heroico sabrá encontrar. Pudiéramos mencionar más. Pero de lo que no puede haber dudas es que no es volver al capitalismo, sobre todo en esta versión neoliberal, que ha sido denominada salvaje. Si no hay una revolución en la revolución antiimperialista y socialista en Cuba, tarde o temprano se perderá. Y esa revolución en Cuba, dentro de la revolución, no será obra solo de Cuba, no es responsabilidad de Cuba y los revolucionarios continuadores de Martí, Fidel y otros. Los revolucionarios de América Latina tenemos la obligación de hacer avanzar la revolución en nuestros países, porque el socialismo en un solo país no es viable, ya hay demasiadas evidencias de ello.