Por Gregorio Moya E.
En castellano, perversidad es sinónimo de maldad, perfidia, malignidad, malicia, iniquidad, crueldad, vileza, infamia y perversión (https://dle.rae.es/perversidad). No puede considerarse menos vil e infame el respaldo de ciertos “pastores” evangélicos al genocidio perpetrado por Israel en Gaza, extendido también a otros países bombardeados sin clemencia ni humanidad.
El ataque de Hamas a Israel, el 7 de octubre de 2023, fue una respuesta a 70 años de terrorismo, ocupación, colonización y asesinatos cometidos por el Estado de Israel, formado principalmente por sionistas, es decir, europeos convertidos al judaísmo sin raíces nacionales en Palestina, falsamente llamado Israel.
Quienes comparan la violencia justa de la resistencia con el genocidio israelí contra los palestinos incurren en una inmoralidad inmensa, cargada de iniquidad, vileza e injusticia, explicable solo por el fanatismo o intereses espurios.
Someter a millones de humanos a bombardeos, bloqueos de alimentos y agua, usando el hambre como arma de guerra, es sin duda una de las formas más crueles del conflicto, comparable solo con la crueldad de quienes apoyan estos procedimientos seres en el mundo, como son los “pastores” evangélicos de República Dominicana.
Estos autoproclamados pastores, ministros, ancianos, evangelistas y hasta apóstoles han llegado tan lejos en su apoyo al Estado terrorista de Israel que, además de respaldar la masacre de más de 70 mil personas, se oponen al reconocimiento diplomático de Palestina como Estado soberano por parte del gobierno dominicano, pese a que este mantiene una política exterior favorable a Israel y considera su representación diplomática una de las más prestigiosas.
Estos religiosos —algunos fanáticos y otros movidos por intereses— han equiparado la violencia de los colonialistas e invasores israelíes con la resistencia palestina. Incluso justifican la violencia sionista como autodefensa, cuando la verdadera autodefensa corresponde al pueblo palestino que resiste.
En definitiva, “Cristo bajo los escombros de Gaza”, como tituló la página del Movimiento Socialista de los Trabajadores, refleja la realidad de ese apoyo incondicional al Estado de Israel. Nuevamente, la figura de Cristo ha sido asesinada, crucificado de nuevo junto a dos ladrones: el sionismo y el evangelismo de mercado. Con ello, han perecido la compasión y la misericordia.
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