lunes, 22 de marzo de 2010

TAMBIEN SANTO DOMINGO MIRA HACIA ADELANTE

Tradición de lucha

Santo Domingo tiene un lugar destacado en la lucha del pueblo dominicano y de América Latina por la independencia, la libertad y el bienestar.

Santo Domingo ha enfrentado en más de una ocasión a los imperios más poderosos, desde la España colonialista, pasando por las agresiones piratas de los ingleses, al imperio de Napoleón y al imperialismo norteamericano en dos ocasiones, 1916 y 1965.

Santo Domingo también ha combatido a los tiranos, que desde el inicio de la vida republicana han usurpado el poder y con el mismo han entregado el país a potencias extranjeras y han sojuzgado los mejores hombres y mujeres.

Hoy día, en el Gran Santo Domingo, vale decir, la suma del Distrito Nacional y la provincia de Santo Domingo, bregamos por la construcción de una alternativa política, un espacio de participación común para cambiar el rumbo del país. Miramos hacia delante, y no nos detendremos ante las dificultades y sacrificios que se interponen en el logro de este noble objetivo.

Gran Santo Domingo: o somos pobres o hemos sido empobrecidos.

Somos pobres y empobrecidos porque 45 de cada cien personas que vivimos en el Distrito Nacional y la provincia de Santo Domingo somos pobres, es decir, que los ingresos que tenemos no son suficientes para cubrir nuestras necesidades de alimentación, vivienda, ropa, transporte y medicinas.

Somos pobres y empobrecidos porque 39 de cada 100 familias viven en casas hacinadas, y cada día es más difícil para una familia tener casa propia debido al alto costo de los materiales de construcción y el precio de las tierras. El 75 por ciento de las familias no tienen títulos de propiedad de las casas donde viven

Somos pobres y empobrecidos porque a la mitad de los ciudadanos y ciudadanas de esta zona del país se nos niega el derecho a la salud gratuita y de calidad, teniendo nosotros que pagar con nuestros bajos ingresos del 50 por ciento de los gastos en medicamentos, análisis e internamientos incluso en los hospitales del Estado.

Somos pobres y empobrecidos porque el 30 por ciento de los que vivimos en el Distrito Nacional y la provincia de Santo Domingo no tenemos seguro de salud.

Pobres y empobrecidos, porque los apagones llegan incluso hasta 20 horas imposibilitando el desarrollo de las actividades productivas, educativas, recreativas, en los hogares y el libre transito en nuestras calles y comunidades.

Somos pobres y empobrecidos porque el 25 por ciento de las familias de nuestros barrios pobres no tienen conexión con el acueducto, y porque las casas que tienen conexión con el acueducto no reciben agua diariamente ni tampoco es segura esta agua para el consumo humano.

Somos pobres y empobrecidos porque una alta proporción de niños y niñas no tienen actas de nacimiento, pudiendo llegar en los barrios pobres hasta el 50 por ciento, es decir, a miles de niños y niñas se les niega el derecho a un nombre y a su nacionalidad, a estudiar, tener seguro de salud y otros derechos que dependen del registro de nacimiento.

Somos pobres y empobrecidos porque 45 de cada 100 niños no tienen acceso a la educación inicial, siendo esta hoy fundamental para el desarrollo en los menores de cinco años.

Somos pobres y empobrecidos, porque los trabajadores por cuenta propia de nuestros barrios, los pequeños comerciantes, dueños de talleres, imprentas, salones de belleza, y todo tipo de industria, comercio y artesanía no cuentan con el apoyo del Estado, siendo este sector el que acoge el 53.4% de las personas ocupadas de la capital y la provincia Santo Domingo.

Somos pobres y empobrecidos porque la violencia que sufre la población triplica los promedios mundiales que son considerados “normales”, de tal suerte que no hay ninguna familia que no haya sido afectada por la delincuencia. Esta situación de delincuencia y violencia nos ha venido quitando el sentido de solidaridad y la confianza que une las familias y las comunidades.

Esto ocurre mientras los que se benefician de la delincuencia y el narcotráfico están muy seguros en sus torres de lujo, en sus ministerios del Estado, en sus puestos en el congreso, en sus jefaturas de estado mayor, sus comités centrales y en sus alcaldías en los ayuntamientos.

Somos pobres y empobrecidos porque los ayuntamientos del Distrito Nacional y de la provincia de Santo Domingo, violando la Ley 176-07, no permiten la participación ciudadana, violan el derecho al presupuesto participativo y no planifican las inversiones, contrario a ello, las obras son resultado del capricho de los funcionarios y están cargadas de corrupción y clientelismo.

Pobres y empobrecidos porque el costo de los alimentos, de las medicinas, del transporte y otras necesidades y servicios llevan a reducir el consumo en estos renglones básicos, porque se reducen nuestros ingresos. Comer, vestirse, tomar medicinas y transportarse cada día es más caro.

En fin, los ciudadanos y ciudadanas del Distrito Nacional y la provincia de Santo Domingo somos vulnerables por que nuestros derechos son vulnerados, por el gobierno nacional y los ayuntamientos

El momento es para una nueva opción

ALIANZA PAIS, es el inicio de la construcción de una nueva opción, que tiene como objetivo desplazar del poder a los partidos tradicionales que han desgobernado este país en los últimos 50 años.

Frente al comercio de la política expresada en el clientelismo, la compra de conciencia, el transfuguismo y otras desviaciones, en ALIANZA PAIS asumimos la política como un ejercicio de reivindicación social, de servicio al pueblo y de instancia fundamental para cambiar el país.

En el Gran Santo Domingo, los hombres y mujeres de ALIANZA PAIS trabajamos para su reconocimiento electoral, lo cual nos ha permitido entrar en contacto con decenas de miles de ciudadanos que nos han planteado sus inquietudes y preocupaciones.

Miles de ciudadanos y ciudadanas nos han dado su apoyo. A ellos les agradecemos la confianza depositada. Muchos más nos han puesto su oído atento, abierto sus puertas y dado su mano acogedora.

A estas personas les decimos que a ellas seguiremos acudiendo para acompañarles en sus luchas, en sus sueños y en sus iniciativas. A esos miles de personas que han perdido la confianza en los partidos incluso en la actividad política, les decimos que confíen en sí mismos y en el pueblo dominicano.

Gracias.

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